I
Yo le vi
triangulando sueños
en la barra de un bar
con los ojos enfermos
de los deshechos
por estrecho
coñac.
Yo le vi
calculando lamentos
sumando tormentos
de lento bocal
en copas de hielo
y alcohol
del cristal.
Yo le vi
con el tambaleo
que lleva el jaleo
de tanto pensar
y entre trago tomado,
entre vinos amargos,
le oí recitar:
"Ya acabo mi juventud
y los días ya pasaron,
ya paso también la cruz
los martirios y el calvario,
¡mirarme! yo soy Jesús,
nazareno ya sin clavos,
y voy buscando sin dios
Magdalenas sin horario,
Yo no quiero caminar,
sobre mares y sudarios,
solo quiero descansar
en su cuerpo y en su labio
solo quiero lo carnal
renegando del escarnio,
¿Para qué resucité,
si no tengo ya tu piel?
¿Para qué volví de aquel
engaño?.
Magdalena,
¿Dónde estas?
¿Dónde acuestas tus pecados?
Déjame la pierna abierta,
que ahora vuelvo,
como humano.
Magdalena,
¿Dónde estas
sin tus pechos en mis manos?
¡Magdalena,
vuelve ya,
que ya no hay dios,
que no hay clavos!."
Yo le vi
descreído ya de dios
y del humano
mas no era hijo de satán
pues no era esclavo,
era libre de buscar
entre sus tragos,
Magdalenas
que sus penas
van a ahogar,
de entrepiernas
con sus labios.
II
Era vieja
como
un poso de café
como el paso de la fe
por mantón e iglesia en ruinas,
con las hostias en la sien
que le dicto una niñez
mezquina.
Fue cortada en madurez
fiel de sexo sin placer
el pecado era yacer
hechas manos de alfiler
y tez
doctrinas.
Era sierva ,
no mujer
una piedra y un tejer
una costilla perdida.
Y en la escuela
a su perder
vencida
Y evoca
con el cerebro sin ropa
esas pieles
y recuerda
mitad loca, mitad cuerda,
una boca
contra negra oscura toca
esos labios como mieles
en un tocador que nombra
en penumbra y de claveles
aquel cuerpo muslo en sombra
y aquella mano que tiene
lo que a ella
le provoca.
Y aun pasados
esos años de rosarios
esos rezos cuenta en mano
tiene los sesos dañados
de una impureza
supuesta
por un credo
bien lavado.
y confiesa,
fiel devota a la patena
ay, su crimen, su pecado
que de rizos fue morena
y hace erizo
haber amado
,como cristo,
a Magdalena.
Rezgo Reis
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